Estamos ya en la segunda oleada de la pandemia global que azota el mundo y los mensajes y las tácticas de las áreas de comunicación de las empresas siguen estando en modo “pre-vuelta-a la normalidad”. La realidad es que todo apunta a que deberíamos de estar ya redefiniendo objetivos y construyendo nuevas estrategias que han venido para quedarse en una apología de todo los “post-“.
Sin ánimo de ser repetitivo, hay que tomar conciencia de que nada va a volver a ser igual en nuestro día a día y, por tanto, si algo es fluido en este mundo y sabe adaptarse a los cambios y a las evoluciones es, precisamente, el mundo de la Comunicación.
Hoy en día habíamos adelantado siglos con la era online que todo lo cambia, sintetizando y agilizando e hilando quizás más fino de lo que cualquier soporte informativo podría imaginar. Sí, algunas voces dirán que se ha perdido mucho en la profundidad de los mensajes y el contenido de los mismos pero frente a ello se ha avanzado años luz en la capacidad de comunicar, la amplitud de temáticas a tratar y en lo que se ha dado en llamar la democratización de la información. Es, pues, el momento de aprovechar los diferentes vehículos a nuestra disposición para adaptarnos a la nueva fase postcovid en todo lo que sea acrónimo de CC.
No parece tarea fácil porque a todos nos cuesta salir de ese círculo de confort, pero como quiera que ahora precisamente nada se nos va a resolver de forma “cómoda” debemos aprovechar porque de los grandes desastres es de donde se sacan las grandes soluciones (y los grandes ejemplos, huelga decir).
Recapitulando, tras el periodo de crisis ¿hacia dónde irá el mundo de la comunicación empresarial? Y hablamos aquí de lo corporativo porque el mundo de la información pública va a tener que aplicar su propia catarsis profesional –pero esto lo dejaremos para otro blog-.
Existen varios paradigmas comunicacionales que parece están funcionando en algunos ámbitos pero aquí resumimos dos de carácter muy básicos para que no se nos escapen dentro de estrategias complejas y detalladas, son:
- Abreviar los mensajes. Es, claramente, un clásico. Sabemos que contamos con una atención muy delimitada en el tiempo. Ahora todavía más pues la mente de todos está sobrecargada de datos.
- Concretar el contenido. ¿Seguimos pensando que el modelo “introducción-nudo-desenlace” está en vigor?. Por el contrario, parece que ahora captamos más interés en un esquema tipo “antecedentes-comparativas y datos-opciones futuras”; opciones=soluciones por supuesto.
Nuestra compañía y su producto o servicio ha gastado mucho tiempo y dinero en potenciar la imagen de marca pero, desafortunadamente, en la coyuntura actual nuestro público se distrae fácilmente porque ya no estamos en un estado de bienestar donde todo se puede comprar y/o vender… Volvemos a una economía de guerra: ¿qué es lo que necesita la gente y qué es lo que les está ofreciendo mi marca?